Ricardo Valenzuela

Con gran certeza podemos afirmar que la cabeza del estado
profundo en EU es el billonario George Soros. El fue quien llevara a Barak
Obama a la presidencia sin portar credencial alguna para merecerla, más que el
haber sido organizador comunitario en Chicago muy de la mano de Bill Ayers,
quien en los años 70 fuera el líder del movimiento marxista revolucionario
Weather Underground, dedicado a ciertas actividades terroristas como bombardear
edificios públicos, estaciones de policía, el pentágono, el Capitol, en sus
intentos para derrocar el gobierno establecido y el imperialismo. Sin embargo,
desde que los Clinton arribaran a Nueva York, han formado una diabólica
sociedad con este hombre quien, entre otras cosas, se le acusa de haber sido
miembro de las juventudes Nazi en su país original Hungría
El otro operador, no del calibre de Soros pero igualmente
peligroso, es David Brock, un homosexual que encabeza la organización Media Matters for America, muy cercano a
los Clinton y descrito por la prensa como un asesino de la izquierda a quien se
considera responsable por las actitudes anti conservadores y anti libertarias de Facebook, Google, Twiter,
Twiter y otros. Estos hombres, a través de sus operadores se dedican a el
asesinato de prestigios y de modos de vida de sus enemigos, y en los últimos dos
años han apuntado todas sus armas hacia la figura de Trump con el objetivo de
destruirlo.
La especialidad de Brock, es atacar ferozmente cualquier
medio o cualquier periodista o comentarista con tintes conservadores o
libertarios. Ha llevado a cabo ataques casi criminales contra Media Research
Center, una organización que se dedica a desmentir las noticias falsas que
flotan tipos como Brock y Soros, personalmente o a través de sus
organizaciones. De la misma forma ha agredido al sitio web Breitbart cercano a
Trump, e inclusive, informalmente se le ha llegado a identificar como quien
estuviera atrás de la misteriosa muerte de su fundador, Andrew Breitbart. Una
de las estrategias que este hombre utiliza, es ligar, de una forma inteligente
soportada con las ultimas tecnologías, todos los movimientos racistas con sus
banderas de White nationalism, anti-semitistas, y misoginia, como afiliados a
Trump y, según el, bien correspondidos por el presidente.
Entre unos 2,500 documentos hackeados de las oficinas de Soros,
muchos de ellos exponen los planes de su Open Society para fondear
organizaciones de izquierda y pasar luego a activar una campaña orientada a lograr
el despido de Glen Beck de Fox News, Pat Buchanan de MSNBC y Lou Dobbs de CNN,
lo cual logró de forma muy exitosa. Bill Vanderberg, cabeza de otra
organización de Soros, Democracy Fund, discute la aprobación de cerca de $1 millón
de dólares para apoyar al grupo Color Change, la organización política más
grande y violenta de grupos activistas en el internet, representando delicados
temas de afroamericanos con mas de 900,000 miembros pagando sus cuotas. Complementados
con el dinero de Soros, esta organización se ha dedicado a llevar a cabo
agresivos ataques a las empresas haciendo publicidad en los programas de los
comentaristas que Soros haya identificado hasta sacarlos del aire.
Las semillas de Soros han germinado dando vida a otro Frankenstein
como es lo que ahora se conoce como Antifa, un movimiento que se describe como
marxista, leninista, colectivista, con un gran parecido a las Guardias Rojas,
un movimiento paramilitar formado por jóvenes estudiantes que le diera vida Mao
Zendong durante la revolución cultural en la China comunista. A través de todo
EU la policía ha tenido que enfrentar esta nueva célula comunista, y en algunos
estados sus autoridades los han calificado como terroristas. Este movimiento ha
procedido ha formar estructuras regionales en diferentes estados. Entre los más
violentos está la Guardia Roja Austin en Texas, un grupo de Antifa que
abiertamente aboga por una violenta revolución contra el capitalismo. El grupo,
a través de su página web, está solicitando armas y entrenamiento para una
guerra que ya avanza hacia una violencia revolucionaria. Utilizando un fluido
slogan soportado por ideología comunista, tratan de identificar a Trump como un
supremacista blanco que da la bienvenida a políticas nazistas y fascistas.
Como parte de la penetración de movimientos marxistas hay
que recordar el famoso mensaje de Hillary. En un evento para recabar fondos en septiembre
del 2016, Hillary Clinton fue captada cuando hacía uno de sus más agresivos y desafiantes
pronunciamientos de la campaña presidencial: “Ustedes saben, siendo
generalista, fácilmente podríamos poner a la mayoría de los partidarios de
Trump en lo que yo llamo una canasta de deplorables. Los racistas, sexistas,
homofóbicos, xenofóbicos, Islamofóficos, ustedes nómbrenlos. Porque
desafortunadamente hay mucha gente así. Y Trump con su apoyo los ha elevado”.
Con este pronunciamiento ella clarificaba que el análisis
marxista del conflicto de clases en EU se había transportado, desde las causas
de los trabajadores y los movimientos de los sindicatos en los años 30, para
enfocarse en los oprimidos definidos, por ellos mismos de forma muy particular,
por las políticas de identidad izquierdista. Las nuevas víctimas ya no son las
clases trabajadoras pobres, sino las mujeres, homosexuales y las gentes de
color. Pero para ellos los opresores son los mismos, el capitalismo, el
imperialismo, el colonialismo, el estado guerrero, todo ello cortesía de los
hombres anglos ejerciendo su siempre privilegio blanco. Antifa ha abrazado este
marxismo y han hecho del presidente Trump su blanco y lo han etiquetado de
fascista “aborrecedor en jefe”, liderando un ejército reaccionario formado para
atacar los “deplorables” de Hillary Clinton
El presidente Trump en estos momentos está siendo el blanco
de un “coup d’état” (golpe de estado) orquestado por el estado profundo,
incluyendo la CIA, NSA, DOJ y otras agencias de inteligencia que tienen un
compromiso con el globalismo del “Nuevo Orden Mundial”, y mantienen el secreto de
su existencia a través de la cooperación de corporaciones privadas y
organizaciones controladas por el gobierno. La devastadora pérdida de Hillary
Clinton en la elección presidencial provocó que el estado profundo entrara en
pánico. Y en su desesperación, sus agentes idearon e iniciaron la
implementación de un plan para remover a Donald Trump de la presidencia. Para
lograr este objetivo el estado profundo y la media comprada, están empleando
las clásicas técnicas de propaganda y desinformación utilizadas por la Alemania
Nazi en los años 30, que luego fueran avanzadas y perfeccionadas por la Unión Soviética.
El principio básico de ese desviado tipo de propaganda y desinformación implica
la manipulación de la opinión pública creando una mentira, estructurada luego de
tal manera que sea creíble, para iniciar una campaña de constante repetición
que cambie la esa opinión pública, aun cuando la mentira se presente sin bases,
hechos, evidencia o realidad.
Para los americanos que todavía creen en la constitución de
los padres fundadores, la presidencia de Donald Trump es la mejor y la última
esperanza. El odio de la izquierda radical por la frase “Make America Great
Again” es algo que no le preocupa e inconsecuente para sus votantes que
concluyeron que la llegada de Hillary a la casa blanca después de Obama, la
utopía de la izquierda se convertiría en la pesadilla totalitaria que describiera
Orwell. Quienes votaron por Trump en el 2016, esperan seguir ganando y oran por
él.
No comments:
Post a Comment