REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela

La mala distribución del ingreso es la punta del iceberg
que oculta una situación mucho más grave y es una de las manifestaciones de problemas
que ese iceberg oculta en la profundidad del océano. Lejos de ser el mercado o
la mano invisible quien lleva a cabo la distribución del ingreso, la economía
mundial se ha convertido en una medusa de mil cabezas y se ha abandonado el
proceso natural del mercado que tan bien se describía en aquella historia de “¿Quién
alimenta a Paris?”, que trataba de explicar quien coordinaba a los miles de
participantes que acudían de madrugada al mercado para comprar y vender todo
tipo de alimentos. Las operaciones duraban hasta el mediodía y, con la rapidez
que habían aparecido, los participantes desaparecían dejando desierto tal
mercado sin que alguien hubiera coordinado el proceso. Es cuando los
investigadores concluyeron que, ¡Paris se alimenta solo!
Ahora, este infinito campo de la distribución equitativa del
ingreso y la riqueza, tiene muchas ramificaciones. Thomas Jefferson escribió;
“El progreso natural de las cosas es que la libertad se encoge mientras que el
gobierno gana terreno”. Y doscientos años después, James M Buchanan ganaba el
premio Nobel de economía por sus investigaciones confirmando la afirmación de
Jefferson. La teoría de Buchanan, desarrollada en sociedad con Gordon Tullock,
fue bautizada como Public Choice, y se basa en un punto fundamental: Los
burócratas y los políticos tienen la misma motivación de interés personal que
tenemos todos. Pero aun así intelectuales y profesores universitarios insisten
en que la gente en la economía privada es motivada por ambición personal
mientras que el gobierno actúa por el interés público. Pero el gobierno no es
el que actúa, es la gente en el gobierno la que actúa, y lo hace por interés personal.
Pero demostrado que burócratas y políticos actúan por su ambición
personal, ante tales evidencias deben una explicación. Mucho mejor que el
simplista modelo de los libros de civismo que asumen los burócratas oficiales
actúan motivados por el interés público, el modelo del Public Choice demuestra
claramente las tendencias que exhibe la ambición personal y se demuestra en las
votaciones, el esfuerzo de los cabilderos, los déficits que produce el gasto,
la corrupción, la expansión del gobierno, y la oposición de los cabilderos y
miembros del congreso al esfuerzo para lograr límites en sus términos en
oficina. Adicionalmente el Public Choice explica por qué el comportamiento
basado en el interés personal tiene efectos positivos en el mercado competitivo,
y es realmente negativo en el proceso político
Y es aquí en donde el problema de la distribución del
ingreso y la riqueza se fusionan con el Public Choice para exhibir cómo los
beneficios se concentran y los costos se distribuyen. Es decir, los beneficios
de todos los programas del gobierno se concentran en muy poca gente, mientras
que el costo se distribuye entre muchos. Cada año en Washington se gastan
billones de dólares para alcanzar un pedazo del pastel de un trillón de dólares
que pagan los contribuyentes y el Congreso gasta. Hay inclusive instructivos
que se venden explicando la forma más eficiente en la cual se puede pellizcar
ese enorme pastel. El viaje de ese trillón de dólares que se moviliza en un
complicado laberinto en donde se confunden productores con los buscadores de
esas transferencias, los depredadores con las presas. Federico Bastiat lo
explicaba de la siguiente manera: “El estado es una gran ficción en la cual
todo mundo busca vivir a expensas de todos los demás”. Pero en el agregado,
todos perdemos, pero es difícil saber quién es el perdedor neto y quien es el
ganador neto en las condiciones inmediatas. Pero es un hecho que este
entarimado gobierno—empresarios—cabilderos es un factor decisivo en la
distribución del ingreso nacional.
Y en medio de todas estas olas donde billones y trillones que
danzan alrededor de quienes buscan vivir a expensas de todos los demás, se
olvida algo muy importante. La constitución de los EU lo dice con toda
claridad. La única igualdad que deben esperar los miembros de esta sociedad es
la igualdad ante la ley. Pero la gente, aparentemente contagiada por demagogos
y las revoluciones socialistas, sigue agresivamente exigiendo una igualdad de resultados
totalmente confundidos con tres conceptos:
A)
Igualdad ante la ley que era la clase de
igualdad que Thomas Jefferson tenía en mente y siempre tratara de conjugarla
con meritocracia.
B)
B) La igualdad de resultados, donde supuestamente
todos deban tener la misma cantidad ¿de qué? Usualmente los compasivos lo
entienden como la misma cantidad de dinero. ¿Por qué solo el dinero? ¿Por qué
no igualdad de belleza, de estatura, o de trabajo? Es un hecho que la igualdad
de resultados requiere intervención política para definir medidas y asignación,
decisión que ninguna sociedad puede tomar sin que un grupo fuerce sus puntos de
vista sobre otros. El tratar de lograr esta igualdad requeriría tratar a la
gente de forma desigual e injusta.
C)
C) El derecho de igualdad de oportunidad, es
decir, una oportunidad igual de triunfar en la vida. Este tipo de igualdad
puede ser tan dictatorial como la igualdad de resultados. Ello nos puede llevar
a la solución de la historia de Kurt Vonnegut, Harrison Bergeron, en la cual
los bellos tienen pánico, los elegantes de buena pinta están encadenados, y a
los inteligentes les han modificado el cerebro. Aparentemente trataban de
establecer lo que en golf se llama Handy cap.
En su libro Demosclerosis Jonathan Rauch describía el
proceso de búsqueda de transferencias de la siguiente manera:
Hay dos clases de gente que tienen el poder de tomar tu
dinero si tu no los mantienes lejos. Una es la clase criminal. Gente que
violentamente se introduce en tu casa o tu carro para robarte y son parásitos
de la economía en el sentido clásico: toman tu riqueza si tu activamente no te
defiendes. Esa gente son un gran costo para la sociedad, no solo por lo que
roban, sino por el alto costo de mantenerlos fuera de tu propiedad. Te obligan
a comprar candados, alarmas, zaguanes especiales, contratar guardias de
seguridad, policía, seguros etc. Pero los criminales no son los únicos que
practican el juego de la distribución. El que legalmente buscar las
transferencias del gobierno es posible, con una condición. Se necesita la ayuda
de la ley. Es decir, se necesita persuadir políticos o las cortes para
intervenir a tu favor.
Así, cada grupo en la sociedad encuentra alguna forma para
conseguir ayuda del gobierno o penalizar a sus competidores: los negocios
buscan tarifas, los sindicatos buscan leyes de salario mínimo, los empleados
del gobierno acuden al congreso para evitar la competencia privada, los
negocios también buscan el que se manoseen regulaciones para perjudicar a sus
competidores. Y como los beneficios de cada regla que activa el gobierno se
concentran en poca gente, pero el costo se desparrama entre muchos consumidores
y causantes, los menos se benefician financieramente de los muchos, y después
pasan a recompensar a los políticos que lo hicieron posible.
Milton Friedman etiquetaba el crecimiento sin control del
gobierno como la Tiranía del Estatus Quo que fue el titulo de uno de sus
libros. Cuando es propuesto un nuevo programa de gobierno es sujeto a un
caluroso debate. Después de que el programa es aprobado, el debate sobre ese
programa se congela. Después el congreso cada año solo considera que tanto se va
a ampliar su presupuesto. Ya no se vuelve a debatir inclusive para ver si el
programa debería de existir. Ahora, lo que el congreso autoriza ya no tiene
reversa y como afirmar Clinton; El gobierno Federal se rehúsa abandonar lo
obsoleto”. Es un experto en sumar, pero no sabe restar y su administración
nunca eliminaría algún programa. Y así continuamos dando vueltas como el burro
de la noria.
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